


¿Qué ocurriría si mañana os despertáis en otra ciudad , en otro país?
Una cultura diferente, un idioma que no entendéis, comida distinta…
Salís a la calle, hace mucho calor, tanto que pronto empezáis a notar la piel pegajosa y vuestra camiseta ajustada de más, pegándose a ella.
Los coches conducen por el carril inverso, y no entendéis bien el significado de la señales de tráfico. Entonces vuestra mirada se dirige a las personas que hay a vuestro alrededor.
Os quedáis observándoles, todos lucen diferentes a vosotros, a lo que estáis acostumbrados. Con cierta inseguridad tratáis de seguir sus pasos a la hora de cruzar la calle. No tenéis internet y no queréis perderos, por lo que vais caminando con cautela. De forma inconsciente, casi cómo un automatismo vuestro ritmo al caminar aumenta, ajustándose al del resto de gente que camina por la avenida.
La cantidad de ruidos es infinita. Pero no sabríais identificar de donde vienen, no es la gente de vuestro alrededor. Da la sensación, de que la propia ciudad en si, tenga vida y emita sus propios sonidos.


Siguiendo la calle llegáis a un edificio muy alto. Tiene los cristales opacos por fuera, por lo que no sabéis identificar si se trata de un edificio de oficinas, o viviendas o tal vez un centro comercial. Solo veis a mucha gente entrar y salir. Todos parecen ausentes de que vosotros existís. De que estáis ahí.
Parados en mitad de la acera, os encontráis sudados y cansados. Podéis notarlo porque parece que vuestro cuerpo pese el doble, sentís presión en la cabeza. Y hasta dirías que os cuesta un poco respirar. Así que rápidamente, os lanzáis hacia el interior del edificio.
Ya estáis a salvo de ese sol abrasador. Pero ¿Qué hacéis ahí? Lo único que queréis es comprar algo de comida y volver al apartamento.
Así que miráis los carteles tratando de descifrar lo que pone. Pronto identificáis a lo lejos gente con bolsas y carros de la compra. Así que vais hacia allí directos.
Dentro del supermercado hay muchos productos que no reconocéis y tampoco veis a nadie a quien podáis preguntarle: «Oye perdona» «¿Dónde están mis huevos, mi avena, y mi leche semidesnatada?». «Y por cierto ¿esta botella de agua, lleva gas?, Porque no me entero de lo que pone en la etiqueta».
Por suerte , al parecer seguís en el mismo planeta y si reconocéis ciertos alimentos así que os disponéis a cargarlos…Espera ¿Donde? Con todo el ajetreo y estrés no habéis cogido nada para poner la comida. Observáis alrededor pero no veis carros de la compra. Casi toda la gente parece llevar cestas grandes. Así que tratáis de preguntar donde podéis conseguir una. Pero no hay respuesta.
– ¿Me habrá entendido este hombre?
Cuando tratáis de repetir la frase. Se os queda mirando y se va. En ese momento notáis tensión en el cuello y ganas de meterle la cabeza en el frigorífico de los pescados congelados. Pero os contenéis.
Recorréis el supermercado de un lado a otro hasta que al fin dais con las cestas. Pero para poder cogerlas tenéis que salir y volver a entrar del supermercado.


Por fin cargáis la comida y os dirigís hacia los mostradores, os paráis detrás de un grupo de gente que está esperando, no veis a nadie atendiendo por lo que entendéis que será autoservicio. Pronto delante vuestra se forman 2 colas. Una mujer que hay detrás vuestra , os pregunta algo que no lográis entender, su cara es poco amable y no pierde el tiempo para ponerse a vuestra altura e irse hacia un lado de la cola. ¿Se ha colado?. Vosotros os veis empujados hacia el otro lado de la cola, pero no entendéis bien cómo funciona aquello. Pronto os dais cuenta de que toda la gente delante vuestra está pagando con efectivo. Así que os asustáis un poco, vosotros no lleváis efectivo.
– ¿tendré que irme a la otra cola?.
Dais la vuelta y con resignación y algo de verguenza vuelves a ponerte el último para dirigirte hacia la otra cola. Una vez hecha la cola te encuentras con una máquina donde tienes que colocar la comida que has comprado. Apenas cabe la mitad. Pero tú obcecado con salir de allí, tratas de amontonarlo todo para pesarlo a la vez.
– Mmmm. No debería haber puesto las manzanas abajo del todo.
Tú mano sudada busca la tarjeta dentro de la cartera removiendo todo y casi de forma sincronizada , mientras caen al suelo algunas monedas que llevabas ,toda la comida que habías puesto se desploma. ¡Vaya situación!
Sin daros la vuelta ,os agacháis directos a recoger.
Empezáis a escuchar murmullos y algo de risas de unos chavales de atrás. Algunos pasan por al lado vuestra yéndose hacia la otra máquina de cobro que ha quedado libre , en lo que interpretáis como una falta de respeto y de desprecio hacia vosotros. Os sentís cabreados, impotentes y ridículos. Solo una chica que parece trabajar allí os ayuda a recoger la comida. Alguna de la fruta que habíais cogido se ha dañado del golpe. Pero no parece importaros en ese momento.
La chica sin hablaros coloca vuestra comida sobre la bascula y con bastante rapidez pesa todo en 2 tandas. Mientras vosotros colocáis la comida en la bolsa.
«No me reconozco». «¿Por que actúo de esa forma?».
Os sentís unos completos inútiles sin capacidad de reacción.
Y pensáis : – Yo no soy así.
Vivir fuera te enfrenta a sentimientos de:
- Soledad, esto es algo con el que convive todo aquel que emprende la aventura de salir.
- Rechazo, por parte del resto hacia tí, y en consecuencia de tí hacia el resto.
- Atraviesas por una crisis de identidad, al perder el feedback de las personas de tú entorno, y producirse una ruptura de tú rutina y del sitio donde has crecido.
- Una sensación de estar exhausto y fatigado por la cantidad de cosas nuevas que tienes que aprender en poco tiempo.
- Sentimientos de incompetencia, al sentir que hasta las cosas más básicas como comunicarte con otra gente te cuestan. Y que te pueden llevar a perder confianza y sentirte un inútil.
- Ansiedad por la cantidad de estímulos desconocidos y la falta de control sobre ellos.
- Insatisfacción por la falta de momentos sobre todo al principio de bienestar y conexión con otras personas. También por un desajuste entre las expectativas y la realidad.
- Una sensación de desarraigo por sentir que no perteneces a ese lugar , sobre todo cuando te está costando adaptarte.
- Un sentimiento de pérdida que te puede llevar a la tristeza, al sentir que tus amigos, tu familia, tu casa, los sitios que conoces y donde están todos tus recuerdos, ya no están.